miércoles, 16 de julio de 2014

UN GRADO DE HUMILDAD

En todo caso, el sufrimiento había sido el precio de entrada a una nueva vida. Pero este precio de entrada nos había comprado más de lo que esperábamos. Traía consigo cierto grado de humildad, la cual, pronto descubrimos, aliviaba el sufrimiento.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 72
Aunque nunca logré controlar mi vida, fue doloroso renunciar a tratar de hacerlo; y cuando la vida se me hacía muy dura yo bebía para escapar. Lograré aceptar la vida como es por medio de la humildad que experimento cuando entrego mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios como yo lo concibo. Con mi vida bajo el cuidado de Dios, el temor, la incertidumbre y la ira, ya no serán las respuestas a aquellas partes de mi vida que preferiría que no me sucedieran. El dolor de vivir esos momentos será aliviado por el conocimiento de que he recibido la fortaleza espiritual para sobrevivir.