2. EVITAR EL PRIMER TRAGO
Unas expresiones que se oyen constantemente en A.A. son : "Si usted no ingiere el primer trago, nunca se emborrachará" y "Un trago es excesivo, pero veinte pueden no ser suficientes".
Muchos de nosotros, cuando comenzábamos a beber, nunca deseábamos tomar más de una o dos copas. Pero a medida que el tiempo fue pasando, incrementábamos el número. Luego, en años posteriores, nos encontramos bebiendo cada vez más, y algunos de nosotros llegamos a emborracharnos y a permanecer en ese estado durante lapsos considerables. Tal vez nuestra condición no siempre se mostraba en nuestra forma de hablar o nuestra apariencia personal, pero por aquella época nunca estábamos realmente sobrios.
Si ese estado llegaba a molestarnos, podíamos disminuir o cortar del todo, o tratar de limitarnos a una o dos copas, o cambiar del licor fuerte a un licor más suave como cerveza o vino. Por último, tratábamos de limitar la cantidad, buscando en esa forma evitar las borracheras fuertes y desastrosas. O tratábamos de esconder a los demás nuestra situación.
Pero todas esas artimañas se nos fueron haciendo más y más difíciles. Ocasionalmente, llegábamos a interrumpir totalmente el consumo alcohólico, y durábamos algunos días sin beber en absoluto.
Eventualmente, retornábamos a la bebida, siempre pensando en tomar una sola copa. Y puesto que sea copa aparentemente no nos causaba graves perjuicios, nos sentíamos tranquilos y seguros al tomar otro trago. Es probable que con eso nos contentáramos en esa determinada ocasión, y era muy confortante saber que podíamos limitarnos a una o dos copas, y luego suspender. Algunos de nosotros lo hicimos muchas veces.
Pero la experiencia resultó ser engañosa. Nos persuadía de que podíamos beber sin que nos pasara nada malo. Y luego se presentaba la ocasión (alguna celebración especial, una pérdida personal o un evento sin significación particular) cuando dos o tres tragos nos hacían sentir bien, y por consiguiente pensábamos que uno o dos más no nos harían daño. Y sin ninguna intención, en absoluto, nos vimos nuevamente bebiendo en forma exagerada. Volvíamos a estar en la misma situación de antes, bebiendo en abundancia sin desearlo realmente.
Tantas y tan repetidas experiencias nos han forzado a llegar a esta conclusión de lógica indisputable: Si no ingerimos el primer trago, nunca podremos emborracharnos. Por consiguiente, en lugar de planear no volver a beber nunca, o tratar de limitar el número de tragos o la cantidad de alcohol, hemos aprendido a concentrarnos en evitar únicamente una copa: la primera.
En efecto, en lugar de preocuparnos acerca de la limitación del número de tragos al final de un episodio de borrachera, evitamos la primera copa que desencadena esa borrachera.
la primera copa que desencadena esa borrachera.
Suena como algo demasiado simplista y trivial, ¿verdad?. Es ahora muy difícil para muchos de nosotros, entender que nunca nos dimos cuenta de esta verdad tan simple antes de ingresar a A.A. (Por supuesto, si hemos de ser francos, nosotros nunca quisimos realmente dejar el alcohol por completo, y sólo vinimos a hacerlo cuando aprendimos acerca del alcoholismo). Pero el punto
muy difícil para muchos de nosotros, entender que nunca nos principal es este: Ahora sabemos muy bien qué es lo que realmente funciona.
En lugar de tratar de imaginarnos cuántos tragos podemos manejar a salvo (¿cuatro? ¿seis? ¿una docena?) recordamos "No tomar esa primera copa". Así de simple. El hábito de pensar en este forma ha ayudado a centenares de miles de nosotros a permanecer sobrios y abstemios durante muchos años.
Los médicos expertos en alcoholismo nos informan que hay un fundamento médico para evitar la primera copa. Con ese primer trago se aprieta el gatillo, inmediatamente o algún tiempo después, para disparar la compulsión de beber más y más hasta encontrarnos en problemas causados por la bebida. Muchos de nosotros hemos llegado a creer que nuestro alcoholismo es una adición a la droga alcohol. Al igual que los adictos de cualquier clase de droga que deseen mantener la recuperación, tenemos que alejarnos de la primera dosis de la droga que nos ha esclavizado. Nuestra experiencia parece confirmar esto, como puede usted leer en el libro "Alcohólicos Anónimos" y en nuestras revistas Grapevine y El Mensaje, y puede escucharlo dondequiera que se reúnan miembros de A.A. a compartir sus experiencias.
GRUPO PARTE VIEJA DONOSTIA - SAN SEBASTIAN