domingo, 6 de julio de 2014

EVITAR ENREDOS EMOCIONALES

Son historia antigua los romances entre los pacientes y sus médicos o enfermeras o entre los pacientes entre sí. Los alcohólicos en recuperación son susceptibles a la misma fiebre.De hecho, el alcoholismo no parece proporcionar inmunidad para las debilidades humanas conocidas. La tristeza nace en el corazón impetuoso, dice el antiguo refrán. Y otros problemas incluyendo el ataque alcohólico, también nacen en el mismo barbecho.Durante nuestros días de botellas, vasos, y copas, muchos de nosotros gastamos una considerable cantidad de tiempo preocupándonos acerca de los lazos personales íntimos. Ya fuese que deseáramos compañía ocasional o relaciones a largo alcance, frecuentemente nos preocupábamos por los profundos compromisos (o falta de compromisos) con las demás personas.Muchos de nosotros echábamos la culpa de nuestra bebida a la falta de afectos, y nos veíamos constantemente en búsqueda de amor, al mismo tiempo que bebíamos incansablemente en esa búsqueda intensa. Otros de nosotros gozaban aparentemente de todas las ataduras emocionales que necesitaban o deseaban, pero de todas maneras seguían bebiendo. En una u otra forma, el alcohol no logró hacer madurar la comprensión del amor, ni incrementó nuestra capacidad para recibirlo y manejarlo en caso de que se nos presentase. Por el contrario, nuestras vidas alcohólicas hacían que nuestro ego emocional estuviese permanentemente deformado, deteriorado, torcido, cuando no enteramente desviado.Por eso, según lo demuestra nuestra experiencia, los primeros días de abstención son muy propicios para que se nos presenten períodos de gran vulnerabilidad emocional. ¿Será esta condición un efecto farmacológico ulterior a la bebida? O es un estado natural en cualquier persona que desee recuperarse de una larga y tremenda enfermedad? ¿O indica una falla enorme en la personalidad? La respuesta no tienen mayor importancia al principio. Cualquiera que sea la causa, la condición es lo que realmente hay que vigilar, porque nos puede llevar a beber más rápidamente de lo que el ojo, el cerebro o el corazón puedan darse cuenta.Hemos visto que ese tipo de recaídas sucede en formas diversas.Con el gran alivio y satisfacción de sentirnos bien en los principios de una recuperación, podemos "enamorarnos" de la gente nueva que conocemos, tanto en A.A. como fuera de ella, especialmente cuando muestran un sincero interés por nosotros, o parecen mirarnos con admiración. El estado de excitación que esto nos produce puede hacernos altamente susceptibles a un trago.También puede presentarse el caso opuesto emocionalmente.Podemos parecer tan idiotizados que somos casi inmunes al afecto durante un tiempo después de haber suspendido la bebida.(Algunos expertos nos dicen que es muy común que las personas no tengan interés o mayor capacidad para el sexo durante muchos meses después de haber dejado de beber, pero ese problema se va solucionando por sí mismo en forma maravillosa a medida que va retornando la salud. ¡Nosotros lo sabemos por experiencia!).Mientras no logramos asegurarnos de que ese entumecimiento nos pasará, el volver a la bebida nos parece un atractivo"remedio", que conduce a situaciones aún peores.

Nuestra débil condición emocional afecta también nuestros sentimientos hacia los viejos amigos y familiares. Para muchos de nosotros, estas relaciones parecen mejorarse rápidamente a medida que vamos adquiriendo la recuperación. Para otros, se presenta un período de irritación en el hogar; ahora que estamos sobrios, tenemos que definir cuáles son nuestros sentimientos reales acerca de la esposa, los hijos, vecinos, parientes, amigos,para reexaminar nuestra conducta con ellos. También hay que dedicar atención a los compañeros de trabajo, clientes,subalternos y jefes.(Frecuentemente, nuestra forma de beber ha causado un severo impacto emocional en aquellas personas próximas a nosotros, y ellas también pueden necesitar ayuda para recuperase. En ese caso son muy útiles los grupos familiares de Al-Anon y Alateen,cuyos teléfonos pueden encontrarse en el directorio local; aunque estas comunidades no está conectadas oficialmente con A.A., son muy similares, y ayudan a los parientes y amigos no alcohólicos a vivir más confortablemente con el conocimiento de nuestra enfermedad y nuestra situación).A través de los años, hemos llegado a convencernos de que no debiéramos tomar decisiones importantes al comienzo de nuestra recuperación, a menos que sea imposible retardarlas. Esta precaución se aplica particularmente a las decisiones que debemos tomar acerca de otras personas, y decisiones que puedan tener alto potencial emocional. Esas primeras e inciertas semanas de abstención no son la época adecuada para precipitarnos a efectuar cambios drásticos en nuestra vida.Otra precaución: el hacer depender la sobriedad de alguien con quien nos sentimos emocionalmente atados puede ser sumamente desastroso. Decir, "Yo voy a estar abstemio si fulano de tal hace esto o hace aquello" establece una condición nociva para nuestra recuperación. Tenemos que permanecer sobrios a causa de nosotros mismos, sin que nos importe lo que haga o deje de hacer cualquiera otra persona.Debiéramos recordar, también, que el odio o desagrado interno contra alguien es un enredo emocional, que frecuentemente se presenta como el inverso de un amor pasado. Necesitamos calmar ese tipo de sentimiento, o de lo contrario nos volverá a llevar a la bebida.

Es muy fácil considerarse uno mismo como excepción a esta regla. Cuando ingresa al período de recuperación, usted podrá sinceramente creer que ha encontrado por fin el amor real, o que su actitud de odio o disgusto actual, persistente aún dentro de su sobriedad, significa que siempre hubo algo fundamentalmente equivocado en esa relación. En cualquier caso, usted podrá tener la razón, pero por ahora, es conveniente esperar a ver si su actitud puede eventualmente cambiar.Una y otra vez, hemos visto cambiar dramáticamente estos sentimientos en lapsos muy cortos de sobriedad. Por eso,utilizando el proverbio "Lo Primero Primero", hemos hallado la conveniencia de concentrarnos primero únicamente en la abstención, y evitar simultáneamente los enredos emocionales que puedan ser peligrosos.Los nexos inmaduros o prematuros son también amenazas para la recuperación. Sólo cuando hemos tenido tiempo de madurar algo más de lo que puede proporcionar la mera abstención, nos encontramos debidamente equipados para relacionarnos en forma madura con otras personas.Cuando nuestra sobriedad tiene una base lo suficientemente firme como para soportar la tensión, podemos sentirnos listos para trabajar y fortalecer otros aspectos de nuestras vidas.