lunes, 14 de julio de 2014

RENUNCIAR AL CENTRO DEL ESCENARIO

Porque sin tener un cierto grado de humildad, ningún alcohólico se puede mantener sobrio… Sin la humildad, no puede llevar una vida de mucha utilidad, ni, en la adversidad, puede contar con la fe suficiente para responder a cualquier emergencia.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 67
¿Por qué pongo tanta resistencia a la palabra “humildad”? Yo no soy humilde ante otra gente, sino ante Dios, como yo Lo concibo. Humildad significa “demostrar un respeto sumiso”, y al ser humilde me doy cuenta de que yo no soy el centro del universo. Cuando bebía, el orgullo y el egocentrismo me consumían. Creía que el mundo entero giraba a mi alrededor, que yo era el capitán de mi destino. La humildad me hace posible depender más de Dios para que me ayude a vencer mis obstáculos y mis propias imperfecciones a fin de poder desarrollarme espiritualmente. Tengo que resolver problemas más difíciles para aumentar mi pericia y cuando encuentre los obstáculos de la vida pueda aprender a vencerlos con la ayuda de Dios. La comunión diaria con Dios demuestra mi humildad y me hace darme cuenta de que un ser más poderoso que yo está dispuesto a ayudarme si dejo de tratar de hacer, yo, el papel de Dios.