viernes, 11 de julio de 2014

UN MOMENTO CRUCIAL

Llegamos a un punto decisivo en nuestras vidas cuando nos pusimos a conseguir la humildad como algo que realmente queríamos, y no como algo que debíamos tener.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 72-73
La manera de vivir de A.A. se convierte en vida de alegría o regreso a la obscuridad y a la desesperación del alcoholismo. La alegría me llega cuando mi actitud concerniente a Dios y a la humildad se torna en actitud de deseo y no de carga. La obscuridad de mi vida se convierte en luz resplandeciente cuando llego a darme cuenta de que ser honesto y sincero al hacer mi inventario, tiene como resultado una vida llena de serenidad, libertad y alegría. Se profundiza la confianza en mi Poder Superior y un baño de gratitud cae sobre todo mi ser. Estoy convencido de que ser humilde es ser sincero y honesto respecto a mí mismo y a Dios. Entonces la humildad es algo que “realmente deseo”, y no “algo que debo tener”.