11. CONSEGUIR UN PATROCINADOR O PADRINO
No todos los miembros de A.A. han tenido padrino. Pero miles de nosotros decimos que no estaríamos vivos de no haber sido por la amistad especial de un alcohólico recuperado durante los primeros meses y años de nuestra sobriedad.
En los primeros días de nuestra comunidad, la palabra "padrino" no estaba incluida en el léxico de A.A. Luego unos pocos hospitales en Akron, Ohio, y Nueva York empezaron a aceptar alcohólicos (bajo ese diagnóstico) como pacientes, siempre y cuando un miembro abstemio de A.A. se ofreciera para apadrinar al hombre o mujer enfermos. Este padrino llevaba el paciente al hospital, lo visitaba regularmente, se encontraba presente cuando el paciente era dado de alta, se encargaba de llevarlo a casa y orientarlo hacia una reunión de A.A. En esa reunión, el padrino lo presentaba a los demás miembros del grupo, alcohólicos que felizmente ya no estaban bebiendo. Durante los primeros meses de recuperación, este padrino permanecía disponible, listo para contestar las preguntas y escuchar cuando quiera que el paciente lo necesitara.
El apadrinamiento resultó una forma tan maravillosa de ayudar a las personas a incorporarse a A.A., que se ha convertido en una costumbre seguida en todo el universo de A.A., aún cuando la hospitalización no sea necesaria.
Frecuentemente, el padrino es la primera persona en visitar al bebedor problema que desea ayuda, o el primer alcohólico recuperado en hablar con el interesado cuando éste llega a una oficina de A.A. O puede ser también un miembro de A.A. que voluntariamente se ofrece para "apadrinar" aun alcohólico que está pronto a ser dado de alta de un centro de desintoxicación o rehabilitación, un hospital o alguna entidad correccional.
En las reuniones de A.A., la gente recomienda frecuentemente que el principiante A.A. se consiga un padrino, y se deja al arbitrio del recién llegado escoger alguno de sus compañeros, si es que lo desea como padrino.
Una de las razones por las cuales es una buena idea tener padrino, es que se consigue así una orientación amistosa durante aquellos primeros días o semanas en los cuales A.A. parece distinto y nuevo, antes de sentir que ya se conocen los caminos que se están transitando.
Además, el padrino puede dedicar mucho más tiempo a atenderlo, y darle mucha mayor atención individual que un terapeuta profesional que posiblemente se encuentra muy ocupado. Los padrinos llegan al punto de hacer visitas nocturnas a domicilio.
Si usted tiene un padrino, pueden ayudarle algunas de las siguientes sugerencias. Recuerde que están basadas en millares de experiencias de los miembros de A.A. a través de muchos años.
A. Generalmente es mejor que los hombres apadrinen a los hombres y las mujeres apadrinen a las mujeres. Esto ayuda a evitar la posibilidad del romance, que puede convertirse en un desarrollo sumamente complicado, cuando no destructivo para la relación de padrino a recién llegado. Gracias a miles de errores y ensayos, hemos descubierto que el sexo y el apadrinamiento no forman una buena mezcla.
B. Ya sea que nos guste o no lo que el padrino nos sugiere, el hecho real es que el padrino ha estado abstemio durante mucho más tiempo, sabe cuáles son las trampas que hay que evitar, y es probable que tenga razón. (Los padrinos sólo pueden hacer sugerencias; no pueden obligar a nadie a hacer algo, ni tampoco prevenir ninguna acción).
C. El padrino A.A. no es un consejero o trabajador social profesional de ninguna clase. Un padrino no es alguien que nos preste dinero o nos regale ropa, nos consiga trabajo o comida. El padrino no es un experto médico, ni está calificado para dar consejo religioso, legal, doméstico o psiquiátrico, aunque el buen padrino generalmente se muestra dispuesto a discutir sobre estos temas en forma confidencial, y puede frecuentemente sugerir dónde es factible adquirir la ayuda profesional apropiada para el caso.
El padrino es simplemente un alcohólico sobrio que puede ayudar al recién llegado a resolver solamente un problema; cómo seguir abstemio. El padrino sólo tiene una herramienta que es su experiencia personal, y no la sabiduría científica.
Los padrinos han pasado por las mismas situaciones, y frecuentemente tienen mayor preocupación, esperanza y confianza en nosotros que la que nosotros mismos hemos tenido. Y con toda seguridad han tenido una mayor experiencia. al recordar su propia condición, alargan su mano para ayudar, y no de arriba hacia abajo.
Alguien ha dicho que los alcohólicos pueden ser aquellas personas que nunca debieran tener secretos acerca de sí mismos, especialmente los que pertenecen a la clase que sufre sentimientos de culpa. El abrirnos a otras personas nos evita guardar nuestros secretos, lo cual puede ser un buen antídoto para cualquier tendencia hacia la excesiva auto-preocupación y autoconmiseración. El buen padrino es alguien en quien podemos confiar, para desahogarnos completamente.
D. Es muy agradable tener un padrino que congenie con nosotros que comparta nuestra experiencia e intereses en aspectos distintos a la mera sobriedad. Pero eso no es necesario. En muchos casos, el mejor padrino es alguien totalmente distinto a nosotros. En muchas ocasiones han tenido gran éxito parejas de padrinos y recién llegados que son totalmente diferentes entre sí.
E. Los padrinos, al igual que todas las personas, pueden tener obligaciones familiares y laborales. Si bien es cierto que el padrino ocasionalmente abandonará su trabajo o su hogar para ayudar a un recién llegado que se encuentra en reales dificultades, hay naturalmente ocasiones en que el padrino no puede estar disponible.
Esta es la oportunidad para que muchos de nosotros utilicemos nuestra imaginación constructiva para buscarnos un substituto. Si genuinamente deseamos ayuda, no permitimos que la enfermedad del padrino, cualquier indisponibilidad momentánea, o cualquier razón, nos detenga en ese propósito.
Podemos tratar de buscar una reunión de A.A. en nuestra cercanía. O leer alguna literatura, ya sea de A.A. o de otra fuente que creamos que nos ha de servir. Podemos también llamar telefónicamente a alcohólicos recuperados que hemos conocido, aunque no tengamos una mayor familiaridad con ellos. O sencillamente llamar por teléfono o visitar la oficina de A.A. más cercana, buscando compañía de otros miembros de A.A.
Aunque la única persona A.A. que encontremos para hablar sea alguien a quien no conocíamos previamente, tenemos la seguridad de encontrar en ella un sincero interés y deseo de ayudarnos. Cuando referimos sinceramente nuestras preocupaciones o nuestro problema, se presenta inmediatamente una sincera comprensión. En ocasiones, hemos obtenido el ánimo que necesitábamos de alcohólicos recuperados por los cuales nunca nos habíamos interesado. Y aun en el caso de que ese sentimiento sea mutuo, cuando alguien que trata de permanecer sobrio, pide la ayuda de otro alcohólico recuperado para no beber, desaparecen todas las diferencias superficiales.
F. Algunas personas creen que es una buena idea tener más de un padrino, para que siempre haya por lo menos uno disponible. Este plan tiene una ventaja adiciona, pero también lleva consigo un leve riesgo.
La ventaja es que teniendo tres o cuatro padrinos se consigue un mayor campo de experiencia y conocimiento del que pude suministrar una sola persona.
El riesgo radica en la tendencia que algunos de nosotros habíamos desarrollado durante nuestros días de bebedores activos. Para protegernos a nosotros mismos y salvaguardar de la crítica nuestra bebida, frecuentemente decíamos cosas distintas a cada persona diferente. Inclusive llegamos a aprender a manipular las personas en cierto sentido, de manera que la gente que nos rodeaba prácticamente patrocinaba o, inclusive, animaba nuestra bebida. Es probable que nunca nos hubiéramos dado cuenta de esta tendencia, y generalmente nunca lo hicimos conscientemente o de mala fe. Pero se convirtió realmente en una parte importante de nuestra personalidad durante nuestros días de alcoholismo activo.
Por ello algunos de quienes hemos tenido varios padrinos simultáneamente, nos hemos visto tratando de sacar provecho de un padrino respecto a otro, diciéndole una cosa al primero y algo totalmente distinto al segundo. Esto no siempre funciona, puesto que los padrinos son muy difíciles de engañar. Se dan cuenta muy rápidamente de los trucos de quien desea beber, puesto que ellos mismos los utilizaron en su época. Pero en ocasiones podemos mantener el juego cuando conseguimos un padrino que nos diga algo directamente opuesto a aquello que nos ha dicho otro padrino. Tal vez nos las arreglamos para extraer lo que realmente deseamos escuchar, y no lo que necesitamos. O, por lo menos, interpretamos las palabras de este padrino para que se acomoden a nuestros deseos.
Esta conducta parece más un reflejo de nuestra enfermedad que una búsqueda sincera de ayuda para nuestra recuperación. Nosotros, los recién llegados, somos los más perjudicados cuando esto sucede. Por consiguiente si tenemos un equipo de padrinos, sería una magnífica idea mantenernos vigilantes para que no nos suceda la tentación de envolvernos en ese tipo de juego que hemos descrito, en vez de luchar por el progreso hacia nuestra propia meta de recuperación.
G. Es cierto que los padrinos, alcohólicos recuperados, también tienen sus fortalezas, y debilidades especiales. El padrino, o cualquier ser humano, sin falla o debilidad no ha nacido todavía, hasta donde nosotros sepamos.
Es una rara ocurrencia, pero puede suceder, que seamos mal aconsejados o desorientados por un error del padrino. Nosotros mismos lo hemos padecido, y por ello podemos afirmar que aun con las mejores intenciones, los padrinos pueden equivocarse.
Usted probablemente ya habrá adivinado qué vamos a decir enseguida ... Que la conducta desafortunada del padrino no es una excusa válida para tomar un trago. Todavía sigue siendo cierto que la mano que lleva la copa a nuestra boca es la nuestra. En lugar de echarle la culpa al padrino, hay por lo menos 30 distintas maneras de permanecer alejados de esa primera copa. Esas 30 están descritas en otras tantas secciones de este folleto, por supuesto.
H. usted no tiene obligación de pagar el favor que le ha hecho su padrino al ayudarle. El o ella lo hacen porque al ayudar a otros se ayudan ellos mismos a mantener su propia sobriedad. Usted tiene la libertad de aceptar o rechazar la ayuda. Pero en caso de que la acepte, no está obligado a devolver el favor.
Los padrinos son amables o severos, no para conseguir crédito, ni tampoco porque les gusta "hacer buenas obras". Un buen padrino tampoco porque les gusta "hacer buenas obras". Un buen padrino recibe tanta ayuda como la persona que está apadrinando. Usted mismo encontrará la verdad de esta afirmación la primera vez que sirva de padrino a alguien.
Algún día, usted sentirá el deseo de proporcionarle ayuda a otra persona, y esa es la única recompensa que usted puede otorgar.
I. Al igual que un buen padre, un padrino prudente puede dejar solo a su ahijado cuando sea necesario; puede dejarlo cometer sus propios errores, puede ver al recién llegado rechazar su consejo y no sentir por ello ira o decepción. Un padrino avisado se mantiene alerta para alejar de su tarea de apadrinamiento cualquier sentimiento de vanidad o de menosprecio.
Y los mejores padrinos se sienten realmente agradados cuando el recién llegado se manifiesta capaz de seguir su propio camino sin necesidad de que lo conduzcan de la mano. No quiere decir esto que tengamos que continuar solitarios. Pero siempre llega la ocasión en que el polluelo debe utilizar sus propias alas y establecer su propia familia. ¡Y sólo nos queda desearle entonces un feliz vuelo!
GRUPO PARTE VIEJA DONOSTIA - SAN SEBASTIAN