Las personas que beben fuertemente, generalmente no pueden darse cuenta de lo cansadas que se encuentran, y para ello hay tres razones que son características del alcohol: (1) El alcohol contiene muchas calorías, que dan energía instantánea; (2) altera el sistema nervioso central, y por lo tanto no se puede sentir plenamente el cansancio corporal; (3) Después de que se desvanecen sus efectos anestésico, produce una agitación que se asemeja a una energía nerviosa.
Después de que dejamos de beber, el efecto de agitación puede persistir durante algún tiempo, ocasionándonos nerviosismos e insomnio generales. O por el contrario abrumarnos repentinamente con una sensación de fatiga que nos deja exhaustos y letárgicos. O pueden presentarse estas dos condiciones alternativamente.
Ambas son reacciones normales que millares de nosotros hemos tenido en los comienzos de nuestra sobriedad, en grados variables dependientes de nuestra ingestión previa de licor y nuestro estado general de salud. Ambos, tarde o temprano, desaparecen y no tienen por qué causarnos alarma.
Pero es muy importante tratar de descansar suficientemente cuando suspendemos la bebida, porque la idea de volver a ella se nos presenta con mayor frecuencia cuando nos sentimos cansados.
Muchos de nosotros nos hemos preguntado por qué sentimos repentinamente el deseo de beber, sin ninguna razón aparente. Cuando examinamos esta situación, volvemos a encontrar que nos estamos sintiendo fatigados y no nos habíamos dado cuenta. Lo más probable es que hemos utilizado una gran energía, y no hemos descansado suficientemente. Generalmente, el comernos algún pasabocas o tomar una corta siesta pueden cambiar nuestras sensaciones completamente, y la idea de beber desaparece. Aunque no podamos llegar a dormirnos, con sólo unos minutos de reposo, bien sea acostados o sentados en una silla, logramos que nuestra fatiga se disminuya.
Es mucho mejor, por supuesto, lograr organizar en nuestras vidas un horario saludable que nos permita un período de descanso regular y suficiente cada 24 horas.
No todos, pero sí muchos de nosotros, podemos narrar historias de insomnio después de haber dejado de beber. Evidentemente, se necesita algún tiempo para que el sistema nervioso aprenda, o vuelva a aprender, el hábito del sueño regular y tranquilo sin que haya alcohol en el cuerpo. Lo peor de todo es nuestra propia preocupación acerca de ello, porque la misma preocupación nos hace aún más difícil conciliar el sueño.
El primer consejo fue tan frecuentemente la excusa que muchos de nosotros nos dimos para "necesitar uno o dos tragos", estamos totalmente de acuerdo en que una actitud totalmente nueva hacia el insomnio nos ayuda cuando tratamos de no beber. En lugar de voltearnos incesantemente en la cama, preocupándonos y maldiciendo, algunos de nosotros aceptamos la situación, nos levantamos y nos dedicamos a leer o a escribir durante esas largas horas de vigilia.
Entre tanto, es una magnífica idea revisar todos nuestros otros hábitos de salud para verificar si en alguna forma están afectando nuestra facultad de conciliar el sueño. Tal vez estemos tomando demasiado café por las tardes, o no estemos comiendo adecuadamente, o no estemos haciendo suficiente ejercicio, o el sistema digestivo no esté funcionando normalmente. Encontrar este tipo de problemas puede tomarnos también algún tiempo.
Hay muchas fórmulas, simples y antiguas, para combatir el insomnio que realmente pueden ayudar, tales como tomar un vaso de leche caliente, respirar profundamente, o darnos un baño en tina, leer un libro pesado o escuchar música suave. Algunos prefieren trucos más exóticos. ¡Un alcohólico recuperado recomienda tomar ginger ale con pimienta! En fin, cada cual con lo suyo. Otros confían en masajes particulares, yoga, o cada cual con lo suyo. Otros confían en masajes particulares, yoga, remedios diferentes sugeridos en libros que tratan de esta materia.
Aunque no logremos conciliar el sueño inmediatamente, podemos descansar sin embargo acostándonos quietos con los ojos cerrados. Nadie puede dormir mientras camina de un lado para otro en su habitación o empieza a conversar toda la noche con una taza de café en su mano. Si la condición persiste, puede ser aconsejable consultar un buen médico que esté enterado sobre alcoholismo.
De todas maneras, las píldoras para dormir, cualesquiera que sean, no constituyen la respuesta para los alcohólicos. Casi invariablemente conducen a la bebida, según lo demuestra nuestra experiencia repetida.
Porque sabemos muy bien qué tan peligrosas pueden ser esas píldoras, algunos de nosotros hemos tenido que soportar esta situación anormal durante algún tiempo, hasta cuando nuestros cuerpos lograron establecer una rutina saludable para el sueño. Una vez que hemos logrado superar esa dificultad temporal, cuando el ritmo natural del sueño se restablece, podemos verificar que el precio que pagamos bien valía la pena.
Puede ser útil mencionar también otra curiosidad acerca del sueño cuando dejamos de beber. Mucho tiempo después de habernos separado de la botella, entre muchos de nosotros se ha presentado el caso de despertarnos alguna mañana o noche dándonos cuenta de que acabamos de tener un sueño sumamente vívido en que nos veíamos bebiendo.
No todos nosotros tenemos esos sueños. Pero la experiencia de muchos de nosotros nos lleva a considerarlos como situaciones comunes o inocuas.
A.A. no es un programa de interpretación de los sueños, y por consiguiente no podemos decir cuál puede ser el significado oculto, si es que existe, de ese tipo de sueños, como muy bien podrían explicarlo los psicoanalistas y otros especialistas. Lo único que podemos informar es que esos sueños ocurren, y no debemos sorprendernos. Uno de los más comunes es el sueño en que uno se ve a sí mismo borracho, y horrorizado por ello, pero tiene el recuerdo de haber bebido. Hemos llegado a despertarnos con temblores, escalofríos y otros clásicos síntomas de resaca, aunque, naturalmente, no hayamos tocado la bebida en muchos meses. No fue más que un mal sueño, y puede presentarse de improviso mucho tiempo después de haber ingerido nuestra última copa.
Probablemente, es una magnífica experiencia el que nos aterroricemos y nos sintamos desgraciados con la noción de beber, aunque sea en sueños. Tal vez esto signifique que estamos empezando realmente a adquirir la idea, en lo más profundo de nuestro ser, de que la bebida no es conveniente para nosotros. La sobriedad es mucho mejor, inclusive para soñar con ella.
La maravilla de un sueño sobrio, cuando se logra alcanzar, es uno de los grandes placeres al despertarnos, porque no tenemos resacas, ni preocupaciones acerca de lo que nos haya podido suceder en la laguna de la noche anterior. Por el contrario, significa que podemos encarar el nuevo día descansados, esperanzados y agradecidos.
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