lunes, 29 de septiembre de 2014

ME LLAMO ENEKO SOY ALCOHOLICO Y SIGO SIN BEBER

Hay en mi mente dos días claves: Uno en el que empezó mi martirio y el día que comencé ha despertar de la pesadilla del alcohol. Tenía unos 13 años, y lo recuerdo con tanta nitidez, que me dan escalofríos solamente con el hecho de recordarlo. Recuerdo lo que hicimos para comprar la bebida, lo que compramos y el lugar donde la escondimos, e incluso llego ha recordar lo que comí ese día. Será que mi mente, ha decidido no querer olvidarlo con el único propósito de que no olvide el infierno que viví durante tantos años, pero...ha partir de ahí, hay muchas lagunas mentales, mucho sufirmiento, muchos desprecios, y lo que más duele el haber perdido la dignidad totalmente.
En aquellos años, al ser un niño y por probar el alcohol por primera vez, era bebedor de fines de semana e incluso podía estar mucho tiempo sin beber, pero habia algo, que se despertó dentro de mi, algo que me hacía pensar en el alcohol, no con la intensidad que tendría los años siguientes. Era incapaz de poder tomar unas cervezas como hacía mis amigos, yo las bebía súper rápido y hasta que no acababa borracho no paraba,Y yo...¿Para que bebeía?, ¿Qué sentía con ello?, y ¿porqué lo hacía? No he llegado ha tener la respuesta, hasta que comencé en la comunidad A.A .Al cumplir los 16 años, tube que ir a un colegio internado, durante dos años y ahi es donde empezé ha pasar las líneas invisibles del alcoholismo, no era buen estudiante, pero si se me daba muy bien beber todos los fines de semana. Los viernes, sabados e incluso los domingo y luego entre semana, la botella en mi mente dando vueltas constantemente, pensando en la borrachera del fin de semana e imaginando de cuales serían sus resultados. No hay que ser un genio para darse cuenta, de como acabaría. Borracho perdido, ya hubo una persona de ese colegio. Eneko, tienes un problema con el alcohol, hasta donde llegaba ese orgullo, que no me dejaba verlo y así, durante dos años. Al volver ha casa, comencé ha trabajar, y como tenía dinero fresco en el bolsillo, me lo gastaba en fiestas y no haciéndome responsable de las pequeñas cosas de la vida.
No era tonto, ver veía que algo me pasaba con el alcohol, pero que fuera alcohólico nunca se me pasó. Que era un golfo, un fiestero si. Y ahí, es donde empezaron ha intervenir terceras personas, me hago voluntario de una asociación de tiempo libre, para niños, ahi estuve unos años logrando controlar algo, hasta que...antes de ir ha esas salidas de tiempo libre me tenía que tomar unas copas antes de empezar con las actividades, ya entonces empezaba ha tantear el alcohol entre semana acompañándola de canabis, hasta que llegó el día que no borracho, pero si, con la lengua gorda acudía a las actividades. En ese tiempo conocí a una mujer, la cual siempre me decía. Eneko, te has tomado una y ya eres otro, y tenía razón ya no era el mismo, broncas con ella porque no me dejaba beber tranquilamente, solo una le decía, era imposible, era incapaz de dejar de tomar y ella veía que algo se me escapaba de las manos y yo, no quería reconocerlo. El día que nació mi hija, la dejé sola en el paritorio, con la excusa de irme ha comer, me fui ha beber, para tranquilizar esos nervios, pero era peor, ya que luego entraba en mi mente el alcohol y no estaba donde tenía que estar, si de cuerpo pero no mi mente, ya que ella estaba con la botella. Al nacer la niña, la borrachera duró tres días, y la resaca fue un tormento, y hoy es el día que me duele, el no haber sabido responsabilizar de lo que había en es esos momentos, ella aguantó lo que tuvo que aguantar, hasta que llegó el día en que me dejo. Ese último año, antes de entrar en A.A. fue un auténtico suplicio. Me quedé sin dinero, perdí a los amigos, perdí a mi mujer y mi hija. E incluso me daba igual vivir o morir, ya que tube dos intentos de suicidio. Hasta que una noche, una persona me habló de la comunidad de A.A. y de que yo solo no podría dejarlo, ya que ya lo había intentado en numerosas ocasiones, y nunca lo había conseguido. De que si yo quería era fácil y que con la ayuda de ellos lo lograría. Simplemente por curiosidad y de estar harto. Les llamé. Aquí fue, donde se me resolvieron todas mis dudas.¿Porué lo hacía?, ¿Que sentía con ello? y Para que lo hacía.. 
El primer día de mis reuniones, sentí una gran liberación al reconocer que era alcohólico y con los testimonios de mis compañeros, no pude negar que lo era, todo coincidía. Y hoy por hoy, tengo un gran trabajo por delante, pero un trabajo que es por 24 horas, que si necesito ayuda solamente tengo que llamar a un compañero, que se que me escuchará y me dará todo su apoyo. He ido reconduciendo mi vida, recuperando las cosas perdidas por el camino, no todas pero algunas y con la satisfación, de que lo estoy logrando sin beber gota de alcohol, gracias a mis compañeros, gracias a mis reuniones a que hago servicios en mi grupo, ha escuchar lo que me sugieren los veteranos del grupo, ha practicar el programa en todas las circunstancias de la vida, tanto buenas como malas. YA QUE MI ÚNICO PROBLEMA ES MI VIDA ES MI  ALCOHOLISMO Y TODO LO DEMÁS, SON CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA.¿Y sabéis? he conseguido lo más importante, que vuelvo ha ser feliz.
Soy ENEKO, soy alcohólico y sigo sin beber. FELICES 24 HORAS

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ME LLAMO GARIKOITZ Y SOY ALCOHOLICO

Parece fácil de decir y de asimilar, pero como todo, ha sido un largo proceso.
De carácter introvertido, individualista hasta la médula, desconfiado al cien por cien. ¿Qué me hizo quedarme en A.A.? La necesidad primero. La asimilación de que mi vida se había vuelto ingobernable ante el alcohol y lo más importante mi libertad para decidir. ¿Es este mi sitio? Después de una larga carrera alcohólica, al entrar en A.A. no me costó dejar de beber. Mis palabras fueron: !Estos es fácil! !no me lo hubiera creido! Pero solo era el comienzo de un largo proceso. Pasos, tradiciones, padrinazgo, 4º y 5º pasos, en definitiva cambiar actitudes negativas de mi carácter que el alcohol había potenciado, por otras positivas.
Cuando mis destrozadas neuronas me dejaron entrever la magnitud del programa de A.A. empecé ha cuestionar el principio. !estos quieren cambiar mi personalidad! Yo decía he venido aquí, solo para dejar de beber. !pobre enfermo! Si cambia un estilo de vida totalmente nocivo, de una conducta antisocial por un estilo de vida completamente diferente no fuera motivo suficiente...Más mi prepotencia aún cuestionaba en negativo dentro de la comunidad. ¿Porqué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿por qué ese?, ¿Por qué esto? Mi primer padrino me lo aclaró ¿Tú sabes donde estás? Cada uno se recupera en la medida a sus necesidades, ya que como enfermedad, el alcohol ataca fisicamente, mentalmente y emocionalmente a nuestro organismo. O sea, eso es lo que se trata, alcanzar una sobriedad etílica y emocional, dentro de la buena voluntad, nos acogemos a los restantes pasos y, a sus hermanas las tradiciones, con el conjunto de los tres legados de A.A. Unidad, servicio y recuperación. Desde entonces con diversas fluctuaciones emocionales en cada etapa de mi recuperación, pero sin salirme del camino de la sobriedad desde que entré en la comunidad y con la ayuda mutua entre compañeros, se va produciendo el cambio de ir moderando mis defectos de carácter con la fuerza que nos da la unidad,, y como ya he dicho de buena voluntad, ya que la fuerza de voluntad, no me valió para nada, por primera vez en mi vida. !Soy Feliz! GRACIAS.
Me llamo GARIKOITZ y soy alcohólico y sigo sin beber

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viernes, 26 de septiembre de 2014

LO PRIMERO ES LO PRIMERO

Algunos de nosotros hemos recibido golpes muy fuertes para aprender esta verdad: Con empleo o sin empleo, con esposa o sin esposa, sencillamente no dejamos de beber mientras antepongamos la dependencia de otras personas a la dependencia de Dios.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 98
Antes de llegar a A.A., siempre tenía pretextos para echarme un trago: “Ella dijo…”, “Él dijo…”, “Me despidieron ayer…”, “Hoy conseguí un muy buen trabajo”. Ninguna área de mi vida estaría bien si volviera a beber. Mi vida en sobriedad mejora cada día. Tengo que recordar siempre, no beber, confiar en Dios y mantenerme activo en A.A. ¿Estoy poniendo hoy algo antes de mi sobriedad, antes de Dios o antes de A.A.?
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miércoles, 24 de septiembre de 2014

VIGILANCIA

Hemos visto esta verdad demostrada una y otra vez, “Una vez alcohólico, alcohólico para siempre”. Si comenzamos a beber después de un período de sobriedad, al poco tiempo estamos tan mal como siempre. Si estamos haciendo planes para dejar de beber, no debe haber reserva de ninguna clase, ni ninguna idea oculta de que algún día seremos inmunes al alcohol.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 33
Hoy soy alcohólico. Mañana no seré diferente. Mi alcoholismo vive dentro de mí ahora y por siempre. Nunca debo olvidar lo que soy. Con toda seguridad, el alcohol me matará si no reconozco y no tengo presente diariamente mi enfermedad. No estoy jugando un juego en el cual una pérdida es sólo un contratiempo. Estoy tratando con mi enfermedad para la cual no hay curación, solamente la aceptación y la vigilancia diarias.
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martes, 23 de septiembre de 2014

UN "FILÓN INAGOTABLE"

Como el demacrado explorador, después de apretarse el cinturón a la barriga vacía, hemos encontrado oro. La alegría que sentimos por la liberación de toda una vida de frustraciones, no tuvo límites. Papá piensa que ha encontrado algo mejor que el oro. Durante algún tiempo puede ser que trate de abrazarse solo al nuevo tesoro. Puede ser que, de momento, no haya visto que apenas ha arañado un filón inagotable, que le dará dividendos solamente si lo trabaja el resto de su vida e insiste en regalar todo el producto.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 128-129
Cuando yo hablo con un recién llegado a A.A., mi pasado me mira directamente a la cara. Veo el dolor que hay en esos ojos esperanzados, extiendo mi mano y entonces se produce el milagro: Yo me alivio. Y cuando llego a tocar esa alma temblorosa, mis problemas se desvanecen.
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lunes, 22 de septiembre de 2014

LA ULTIMA PROMESA

De pronto comprendemos que Dios está haciendo por nosotros lo que nosotros mismos no podíamos hacer.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 84
La última Promesa del Libro Grande se hizo realidad para mí el primer día de mi sobriedad. Dios me mantuvo sobrio ese día, y todos los demás días en que le permití a Él obrar en mi vida. Él me da la fortaleza, el valor y la orientación para cumplir con mis responsabilidades en la vida y para que pueda llegar a otros y ayudarles a mantenerse sobrios y a desarrollarse. Él se manifiesta en mí, haciéndome un conducto de Su palabra, de su pensamiento y de sus actos. Él trabaja con mi ser interior, mientras yo produzco en el mundo exterior, porque Él no hará por mí lo que yo puedo hacer por mí mismo. Tengo que estar dispuesto a hacer Su trabajo para que Él pueda funcionar con éxito a través mío.
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viernes, 19 de septiembre de 2014

P.S. COMO GUIA

Ocúpate, pues, de que tu relación con Él ande bien y grandes acontecimientos te sucederán a ti y a infinidad de otros. Esta es para nosotros la Gran Realidad.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 164
Tener una relación buena con Dios me parecía ser imposible. Mi pasado caótico me había dejado lleno de culpabilidad y remordimiento y yo me preguntaba cómo podría funcionar este “asunto de Dios”. A.A. me dijo que yo debía poner mi vida y mi voluntad al cuidado de Dios, como yo lo concibiera. Sin tener otro lugar donde acudir, me puse de rodillas y exclamé, “¡Dios, yo no puedo hacerlo, por favor ayúdame!” Cuando admití mi impotencia, un rayito de luz empezó a llegar a mi alma, y luego emergió mi disposición a dejar que Dios controlase mi vida. Con Él como guía, grandes acontecimientos empezaron a suceder y encontré el comienzo de la sobriedad.
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jueves, 18 de septiembre de 2014

LIBERACIÓN DEL TEMOR

Cuando, con la ayuda de Dios, aceptamos serenamente nuestra suerte, nos dimos cuenta de que podíamos vivir en paz con nosotros mismos y enseñar a otros que aún sufrían los mismos temores que ellos también podían superarlos. Llegamos a entender que liberarnos del temor era más importante que liberarnos de las inquietudes económicas.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 119
Los valores materiales rigieron mi vida por muchos años durante mi alcoholismo activo. Creía que todas mis posesiones me harían feliz; sin embargo, todavía me sentía en quiebra después de haberlas adquirido. Cuando llegué por primera vez a A.A. supe de una nueva manera de vivir. Como resultado de aprender a confiar en otros, empecé a creer en un poder superior a mí mismo. Tener fe me liberó de la esclavitud de mi ego. Según las ganancias materiales eran reemplazadas por los dones del espíritu, mi vida se hizo manejable. Luego, elegí compartir mis experiencias con otros alcohólicos.
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miércoles, 17 de septiembre de 2014

UNIDOS VENCEREMOS O PERECEREMOS

… ninguna otra asociación de hombres y mujeres ha tenido nunca una necesidad más urgente de eficacia continua y unión permanente. Nosotros los alcohólicos vemos que tenemos que trabajar juntos y conservarnos unidos o de lo contrario la mayoría de nosotros pereceremos.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 513
Así como los Doce Pasos están escritos en secuencia específica por una razón, también lo están las Doce Tradiciones. El Primer Paso y la Primera Tradición intentan inculcar en mí la suficiente humildad como para darme una oportunidad de sobrevivir. Juntos son la base sobre la que los siguientes Pasos y Tradiciones se construyen. Es un proceso de desinflamiento del ego que me permite crecer, como individuo a través de los Pasos, y como miembro contribuyente de un grupo a través de las Tradiciones. La total aceptación de la Primera Tradición me hace posible poner a un lado las ambiciones personales, los temores y la ira, cuando éstas están en conflicto con el bienestar común. Sin la Primera Tradición, yo tengo muy poca oportunidad de mantener la unidad requerida para trabajar eficazmente con otros y también corro el riesgo de perder las demás Tradiciones, la Comunidad y mi propia vida.
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TRANQUILIDAD DEL ESPIRITU

¿Exponemos la situación a nuestro padrino o consejero espiritual, pidiendo ardientemente la ayuda y la orientación de Dios — y resolviéndonos a hacer lo debido cuando sepamos con certeza cómo proceder, cueste lo que cueste?
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 84
Mi creencia en un Poder Superior es una parte esencial de mi trabajo en el Paso Nueve; perdón, momento oportuno y motivos correctos son los otros ingredientes. Mi disposición a practicar el Paso es una experiencia de crecimiento que me abre la puerta a relaciones nuevas y honestas con la gente que he ofendido. Mi acción responsable me acerca más a los principios espirituales del programa — amor y servicio. Tranquilidad del espíritu, serenidad y una fe más sólida, sin duda le seguirán.
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martes, 16 de septiembre de 2014

REPARAR EL DAÑO

Buen juicio, capacidad para escoger el momento oportuno, valor y prudencia — estas son las cualidades que necesitaremos al dar el Noveno Paso.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 81
Hacer enmiendas puede verse de dos maneras: primera, reparar el daño, porque si yo he dañado la cerca de mi vecino, yo la “enmiendo”, y esto es una reparación directa; la segunda manera es modificar mi comportamiento, porque, si mis acciones han herido a alguien, yo hago un esfuerzo diario para no seguir causando más daños. Yo “enmiendo mis modos” y esto es una reparación indirecta. ¿Cuál es la mejor manera? La única manera correcta, siempre que al hacerlo no cause más daño, es hacer ambas cosas. Si el daño ya está hecho, simplemente “enmiendo mis modos”. Ponerme en acción de esta manera me asegura de hacer enmiendas honestas.
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lunes, 15 de septiembre de 2014

YO SOY RESPONSABLE

Porque el verdadero espíritu del Noveno Paso es la disposición a aceptar todas las consecuencias de nuestras acciones pasadas y, al mismo tiempo, asumir responsabilidad por el bienestar de los demás.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 85
En la recuperación y con la ayuda de Alcohólicos Anónimos, llego a reconocer que lo que yo temo es mi libertad. Viene de mi tendencia a rechazar asumir cualquier responsabilidad: yo niego, ignoro, culpo, evito. Pero entonces, un día yo miro, admito y acepto. La libertad, el alivio y la recuperación que experimento están en eso, mirar, admitir y aceptar. Aprendo a decir, “sí, yo soy responsable”. Cuando puedo decir estas palabras con honestidad y sinceridad, soy libre.
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sábado, 13 de septiembre de 2014

LIBRO GRANDE. Capitulo 11 UNA VISIÓN PARA TI (3 parte)

Año y medio más tarde, estos tres habían tenido éxito con siete más. Como se veían muy a menudo, era rara la noche que no hubiese una pequeña reunión en casa de algunos de aquellos hombres y mujeres, felices por su liberación y pensando constantemente en cómo poder dar su nuevo descubrimiento al recién llegado. Además de estas reuniones informales, se volvió costumbre apartar un día de la semana para una sesión a la que podía asistir cualquiera o todos aquellos interesados en una manera de vivir espiritual. Aparte de la compañía y la sociabilidad, el objeto primordial era el de proporcionar la ocasión y el lugar para que otros llevasen sus problemas. 

Personas ajenas a la agrupación empezaron a enterarse. Un individuo y su esposa pusieron su casa, que era grande, a la disposición de este extrañamente variado conjunto. Esta pareja se ha interesado tanto desde entonces, que han dedicado su casa a esta labor. Más de una esposa aturdida ha visitado esa casa para encontrar compañía comprensiva y cariñosa entre mujeres que conocían su problema, para oír de boca de los maridos de éstas lo que les ocurría a ellos, para que se le indicara cómo su propio marido descarriado podía ser hospitalizado y abordado cuando tropezara la próxima vez. 

Más de un hombre, todavía ofuscado por su experiencia en el hospital, ha transpuesto el umbral de esta casa para encontrar la libertad. Más de un alcohólico que ha entrado allí ha salido con una solución. Se ha rendido ante esa alegre turba que se reía de sus propios infortunios y comprendía los de él. Impresionado por aquellos que lo visitaron en el hospital, capituló completamente cuando escuchó después, en un cuarto de esta casa, la historia de algún individuo cuya experiencia tenía mucha concordancia con la suya. La expresión en la cara de las mujeres, ese algo indefinido en los ojos de los hombres, el ambiente estimulante y conmovedor del lugar, contribuyeron a hacerle saber que había tocado, por fin, puerto seguro.  
¡
El mismo enfoque de sus problemas, la ausencia de intolerancia de cualquier índole, la variedad, la genuina democracia y la maravillosa comprensión de esa gente, eran tan irresistibles. El y su esposa salían de allí alborozados por la idea de lo que ahora podrían hacer por algún amigo atacado de ese mal y por su familia. Sabían que tenían muchos nuevos amigos y les parecía como si estos extraños hubiesen sido sus conocidos de siempre. Habían visto milagros y uno se había realizado en ellos. Habían percibido la Gran Realidad: Su Amado y Todopoderoso Creador. 

Actualmente esa casa no tiene cabida suficiente para los que la visitan semanalmente, que suman de sesenta a ochenta por lo general. Los alcohólicos son atraídos desde cerca y desde lejos. Familias de las poblaciones circunvecinas viajan para estar presente. En una de las poblaciones cercanas hay quince miembros de Alcohólicos Anónimos. 

Siendo ésta una ciudad bastante grande, creemos que algún día su comunidad ascenderá a centenares. 


Pero la vida entre los Alcohólicos Anónimos entraña algo más que la asistencia a reuniones y visitas a los hospitales. Es necesario limar viejas rencillas; ayudar a arreglar desavenencias familiares; abogar por el hijo descarriado y desheredado ante padres coléricos; prestar socorro económico y conseguir trabajo a miembros en desgracia y llevar a cabo muchos otros cometidos cuando las circunstancias lo requieran. Nadie se ha desprestigiado ni se ha hundido demasiado como para no ser bienvenido entre nuestros miembros, si es que se acerca con buenas intenciones. Distingos sociales, recelos y rivalidades son cosas que brillan por su ausencia en nuestros grupos. Habiendo naufragado en el mismo barco, habiendo sido rescatados y reunidos bajo un Dios, con corazones y mentes afines al bienestar de otros, las cosas que son tan importantes para otras personas, dejan de tener significación para nosotros. ¿Cómo habrían de tenerla? 

En condiciones que son sólo ligeramente distintas, lo mismo está sucediendo en muchas ciudades del este. En una de éstas hay un conocido hospital para el tratamiento del alcoholismo y la drogadicción. Hace seis años, uno de nuestro grupo estuvo internado allí.  

Muchos de nosotros hemos sentido por primera vez la Presencia y el Poder de Dios dentro de sus paredes. Tenemos una deuda de gratitud con el médico responsable de ese establecimiento, porque, aunque podría perjudicar su propio trabajo, nos ha dicho de su creencia en el nuestro.  

Cada dos o tres días, este doctor nos indica a uno de sus pacientes para abordado. Como comprende nuestra labor, puede hacer esto con buen ojo para seleccionar a aquellos que están deseosos y pueden recuperarse sobre una base espiritual. 
Muchos de nosotros, antiguos pacientes, vamos allí a ayudar. En esa ciudad también hay reuniones informales como las que hemos descrito y en las que ahora pueden verse docenas de miembros. Se traban amistades con la misma facilidad, existe la misma servicialidad del uno hacia el otro que se encuentra entre nuestros amigos del oeste. Se viaja mucho del este al oeste y prevemos un gran incremento de este útil intercambio. 

Tenemos la esperanza de que algún día todo alcohólico que viaje encuentre en su lugar de destino una comunidad de Alcohólicos Anónimos. Esto ya es verdad hasta cierto punto.  

Algunos de nosotros somos vendedores y viajamos, vamos de un lado a otro. Pequeños grupos de dos, tres o cinco de nosotros han surgido en varias comunidades a través de contactos con nuestros dos grandes centros. Aquellos de nosotros que viajamos, acudimos a ellos cada vez que podemos. Esta costumbre nos permite echar una mano, a la vez que evitar ciertas seductoras atracciones del camino, sobre las que cualquier agente de ventas puede informarte. 

Sabemos lo que estás pensando. Te estás diciendo a ti mismo  «Estoy tembloroso y me siento solo. Yo no podría hacerlo." Pero sí puedes. Se te olvida que acabas de encontrar una fuente de poder mucho más grande que tú mismo.  

Con este respaldo, puedes hacer lo mismo que hemos hecho nosotros. Sólo es cuestión de buena voluntad, paciencia y una labor perseverante. 

Conocemos a un alcohólico que vivía en una comunidad grande. Después de estar allí apenas unas semanas, pudo darse cuenta de que en aquel lugar probablemente había un porcentaje mayor de alcohólicos que el de cualquiera otra ciudad de este país. 
Esto sucedía unos días antes de escribir estas palabras (año 1939). Las autoridades del lugar estaban muy preocupadas. Nuestro amigo se puso en contacto con un eminente psiquiatra que había asumido la responsabilidad de velar por la salud mental de la comunidad. Este doctor resultó ser muy capaz y estaba realmente interesado en adoptar cualquier sistema factible para poder manejar aquella situación. Por lo tanto, le preguntó a nuestro amigo cuál era la idea que tenía.  

Nuestro amigo procedió a explicarle, con tan buen resultado que el doctor estuvo de acuerdo en hacer un ensayo entre sus pacientes y otros alcohólicos de una clínica que él atendía. También se hicieron arreglos con el jefe de psiquiatría de un hospital público para seleccionar otros más de entre el flujo de miseria que pasaba por esa institución. 


Así es que nuestro compañero de labores pronto tendrá muchísimos amigos. Puede ser que algunos de ellos caigan, y tal vez no se  levanten nunca; pero si nuestra experiencia puede servir de criterio, más de la mitad de aquellos a quienes se aborde llegarán a ser miembros de Alcohólicos Anónimos. Cuando unos cuantos individuos de esa ciudad se hayan descubierto a sí mismos y hayan descubierto la alegría de ayudar a otros a encarar la vida de nuevo, no se darán tregua hasta que todos los de dicha población hayan tenido su propia  oportunidad para recuperarse, si pueden y quieren hacerlo. 

Todavía podrías decir: «Pero yo no tendré la oportunidad de entrar en contacto con los que escribieron este libro." ¡Quién lo sabe! Dios será quien lo determine; así es que tienes que recordar que tu verdadera dependencia siempre recae en El. El te enseñará cómo formar la Agrupación que anhelas.10  
Nuestra intención al escribir este libro es que su contenido tenga un carácter de sugerencia. Nos damos cuenta de lo poco que sabemos. Dios constantemente nos revelará más, a ti y a nosotros. Pídele a El en tu meditación por la mañana, que te inspire lo que puedes hacer ese día por el que todavía está enfermo. Recibirás la respuesta si tus propios asuntos están en orden. Pero, obviamente, no se puede transmitir algo que no se tiene. Ocúpate, pues, de que tu relación con El ande bien y grandes acontecimientos te sucederán a ti y a infinidad de otros. Esta es para nosotros la Gran Realidad.  

Entrégate a Dios, tal como tú Lo concibes. Admite tus faltas ante El y ante tus semejantes. Limpia de escombros tu pasado. Da con largueza de lo que has encontrado y únete a nosotros. Estaremos contigo en la Fraternidad del Espíritu, y seguramente te encontrarás con algunos de nosotros cuando vayas por el Camino del Destino Feliz.
Dios te bendiga y conserve hasta entonces. 



GRUPO PARTE VIEJA DONOSTIA - SAN SEBASTIAN

LIBRO GRANDE. Capitulo 11 UNA VISIÓN PARA TI (2 parte)

Cuando nuestro amigo contó su experiencia, el que lo escuchaba estuvo de acuerdo en que toda la fuerza de voluntad de que pudiera hacer acopio no podría hacerle dejar de beber por mucho tiempo. Convino en que era absolutamente necesario tener una experiencia espiritual, pero que sobre la base que se sugería, parecía demasiado alto el precio que había que pagar por ella. Habló de cómo vivía constantemente preocupado por aquellos que podían enterarse de su alcoholismo. Tenía, por supuesto, la muy conocida obsesión alcohólica de que pocos estaban enterados de su manera de beber. ¿Por qué (sostenía) había de perder lo que quedaba de su negocio, solamente para acarrear aún más sufrimiento a su familia, al admitir estúpidamente su apuro ante personas con las que ganaba su subsistencia? Dijo que él haría cualquier cosa, menos eso.  


Pero como se quedó intrigado, invitó a su casa a nuestro amigo. Algún tiempo después, y justamente cuando creía que estaba logrando un control en su consumo de licor, pescó una tremenda borrachera. Para él, ésta fue la que puso fin a todas sus borracheras. Se dio cuenta de que tendría que enfrentarse a todos sus problemas con toda sinceridad para que Dios pudiera concederle el dominio necesario. 

Una mañana agarró al toro por los cuernos y empezó a decirles a todos aquellos a quienes temía, cuál era el mal que padecía. Se sorprendió de lo bien que fue recibido y se enteró de que muchos sabían cómo bebía. Se subió a su coche e hizo un recorrido de las personas a quienes había perjudicado. Temblaba mientras iba del uno al otro, porque eso podría significar su ruina; especialmente tratándose de alguna persona dedicada a la misma actividad que él.  

A media noche regresó a casa, exhausto pero muy feliz. Desde entonces no ha bebido ni una copa. Como veremos, él significa mucho para la comunidad, y las mayores cuentas pendientes de treinta años de beber excesivamente han sido saldadas con creces. 

Pero la vida no era fácil para los dos amigos. Se presentaban infinidad de dificultades. Ambos se dieron cuenta de que tenían que mantenerse activos espiritualmente. Un día llamaron a la directora de enfermeras de un hospital local; le explicaron la necesidad que tenían y le preguntaron si tenía algún candidato alcohólico de primera clase. Ella contestó: "Sí, tenemos algo de primera. Es un individuo que acaba de golpear a dos enfermeras. Pierde la cabeza completamente cuando está bebiendo; pero es una magnifica persona cuando está sobrio, aunque ha estado aquí ocho veces en los últimos seis meses. Debo decirles que ha sido un abogado muy conocido en la ciudad, pero en estos momentos lo tenemos bien atado.  

Allí había un candidato, sin duda, pero por la descripción el caso no parecía muy prometedor. El empleo de principios espirituales en tales circunstancias no se comprendía tan bien como ahora. Pero uno de los dos amigos dijo: "póngalo en un cuarto privado. Luego iremos a verlo."  

Dos días después, un futuro miembro de Alcohólicos Anónimos  miraba con ojos vidriosos a los extraños sujetos sentados cerca de su cama. "¿Quiénes son ustedes, y por qué estoy en este cuarto privado? Antes siempre había estado en una sala común con otros pacientes." Uno de los visitantes le dijo, "Le estamos dando un tratamiento para el alcoholismo."  "Le estamos dando un tratamiento para el alcoholismo." 

La cara del individuo demostraba a las claras una total falta de esperanza al replicar: "¡Ah! Pero de nada servirá. Nada hay que pueda componerme; soy un hombre perdido. Las últimas tres veces me emborraché saliendo de aquí para ir a mi casa. Tengo miedo de salir por esa puerta. No puedo comprenderlo."  

Durante una hora los dos amigos estuvieron hablándo de sus experiencias. Y una y otra vez decía: "Ese soy yo, ese soy yo. Así bebo yo." 

Se le explicó a aquel hombre que sufría una intoxicación aguda, cómo ésta deteriora el organismo de un alcohólico y cómo desvía su mente, se habló mucho sobre el estado mental que precede a la primera copa, "Sí, ese soy yo", repetía el enfermo, "es mi propia imagen, ustedes entienden esto, pero no veo de qué puede servir, cada uno de ustedes es alguien, yo también lo fui pero ahora soy un don nadie, por lo que me dicen, sé mejor que nunca que no puedo dejar de beber". Al escuchar esto, los dos visitantes soltaron la carcajada, El futuro miembro de Alcohólicos Anónimos comentó: "¡Caramba! No veo que nada de esto sea motivo de risa.'" 

Los dos amigos hablaron de su experiencia espiritual, y le contaron del plan de acción que llevaron a cabo, el los interrumpió: "Yo estaba muy a favor de la Iglesia, pero eso no lo arreglará. Esas mañanas de borracheras le oraba a Dios y le juraba que no volvería a beber ni una gota, pero a las nueve de la mañana ya estaba más borracho que una cuba." Al siguiente día el candidato estaba más receptivo. Había estado considerándolo, "Tal vez tengan ustedes razón", les dijo, "Dios debe poder hacer cualquier cosa," Luego añadió, "Ciertamente, no hizo mucho por mí cuando estuve tratando de combatir las borracheras solo." 

Al tercer día, aquel abogado decidió entregarse al cuidado de Dios y manifestó que estaba dispuesto a hacer todo lo que fuese necesario. Su esposa fue a verlo, apenas atreviéndose a tener esperanzas aunque ya creyó ver en su esposo algo diferente. Había empezado a tener una experiencia espiritual. 

Ese mediodía se vistió y salió del hospital convertido en un hombre libre, Tomó parte en una campaña política, pronunciando discursos, frecuentando centros de reunión de hombres de todas las clases, y con frecuencia, pasando en vela toda la! noche. Perdió sólo por un escaso margen, Pero había encontrado a Dios y, al hacerlo, se había encontrado a sí mismo.  

Eso sucedió en junio de 1935. Jamás volvió a beber. El también ha llegado a ser un miembro respetado y útil de su comunidad. Ha ayudado a otros a recuperarse y es una persona respetada en su iglesia, de la cual estuvo apartado por mucho tiempo. 

Así es que, como verás, había tres alcohólicos en esa población que sentían que tenían que dar a otros lo que habían encontrado o de lo contrario se hundirían.  

Después de varios fracasos para encontrar a otros, apareció un cuarto hombre. Había acudido por conducto de una amistad que había oído las buenas nuevas. Resultó ser un joven al que no le importaba nada y cuyos padres no podían darse cuenta de si quería dejar de beber o no. Eran personas muy devotas que estaban escandalizadas por la negativa de su hijo a tener nada que ver con la iglesia. Sufría horriblemente a consecuencia de sus borracheras, pero parecía que no se podía hacer nada por él. Sin embargo, consintió en ir al hospital en el que ocupó precisamente el cuarto que había desocupado recientemente el abogado. 

Tuvo tres visitantes. Al poco rato de oírlos dijo: "La forma en que ustedes ponen la cosa espiritual tiene sentido. Estoy listo para entrar en tratos. Supongo que los viejos tenían razón, después de todo." Así se sumó uno más a la Comunidad. 

Nuestro amigo, el del incidente en el hotel donde se hospedaba, permaneció en esa ciudad durante tres meses. Cuando regresó a su casa, había dejado allí al que había conocido primero, al abogado y al joven al que "nada le importaba'. Estos hombres habían encontrado algo completamente nuevo en la vida. Aunque sabían que tenían que ayudar a otros alcohólicos para permanecer sobrios, este motivo se volvió secundario. Fue superado por la felicidad que encontraron en darse a otros. Compartían sus casas y sus escasos recursos, y gustosamente dedicaban sus horas libres a compañeros de fatigas. Estaban dispuestos día y noche, a internar a uno nuevo en el hospital para ir a visitarlo luego. Crecieron en número.  

Tuvieron unos cuantos fracasos penosos, pero en esos casos se esforzaban por atraer a los familiares del individuo a una manera espiritual de vivir, aliviándose así sus preocupaciones y sufrimientos. 

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LIBRO GRANDE. Capitulo 11 UNA VISIÓN PARA TI (1 parte)

Para la mayoría de la gente normal, beber significa jovialidad, grata compañía y una imaginación vívida. Quiere decir liberación de los cuidados, del fastidio y de las preocupaciones. Es alegre intimidad con los amigos y sentimientos de que la vida es buena.  

Pero no así para nosotros en esos días de beber excesivo. Se fueron los placeres de antes. Había un anhelo persistente de gozar de la vida como lo hicimos una vez y una dolorosa obsesión de que algún nuevo milagro de control nos permitiese hacerlo. Siempre había un intento más y un fracaso más.

Cuanto menos nos toleraba la gente, más nos retirábamos de la sociedad, de la vida misma. Al convertimos en vasallos del Rey Alcohol, en habitantes de su insano dominio, la fría bruma que es la soledad, se asentaba sobre nosotros ennegreciéndose cada vez más. Algunos de nosotros buscábamos lugares sórdidos, esperando encontrar compañía comprensiva y aprobación. Momentáneamente las encontrábamos, luego venía el olvido, y el terrible despertar para enfrentarse a los espantosos Cuatro Jinetes: Terror, Aturdimiento, Frustración y Desesperación. ¡Los infelices bebedores que lean estos párrafos comprenderán! 

De vez en cuando, alguien que bebe mucho y está seco por el momento, exclamará: “No me hace ninguna falta el licor; me siento mejor ahora; trabajo mejor y me divierto más”. Como ex bebedores problema que somos, esta salida nos hace sonreír. 

 Sabemos que este amigo es como el niño que silba en la oscuridad para darse valor. Se está engañando. En sus adentros daría cualquier cosa por poder tomarse media docena de copas y salir impune con ellas.  

Eventualmente hará la prueba otra vez con el viejo jueguito, porque no se siente feliz con la sobriedad que tiene. No puede concebir la vida sin alcohol. Llegará el día en que no podrá concebirla sin éste ni con éste. Entonces conocerá como pocos la soledad. Estará en el momento de dar el salto al otro lado. Deseará que llegue el fin. 

Nosotros hemos demostrado cómo salimos del fondo. Tú dirás: "Sí, estoy dispuesto. Pero, ¿se me va a condenar a una vida en la que seré un estúpido, aburrido y malhumorado como algunas personas "virtuosas" que conozco? Sé que tengo que pasar sin alcohol, pero ¿cómo algunas personas "virtuosas" que conozco? Sé que tengo que pasar sin alcohol, pero ¿cómo voy a hacerlo? ¿Tienen ustedes algún substituto?"

Sí, hay un substituto y es mucho más que eso. Es la Comunidad de Alcohólicos Anónimos. Allí encontrarás la liberación de las inquietudes, del aburrimiento y de la preocupación. Tu imaginación encontrará estímulos. La vida tendrá al fin un significado. Los años más satisfactorios de tu existencia están por delante. Eso encontramos en la Comunidad y tú también lo encontrarás. 

"¿Cómo va a suceder eso?" (Te preguntarás) "¿dónde voy a encontrar a esa gente?". Vas a conocer a estos nuevos amigos en tu propia comunidad. Cerca de ti hay alcohólicos que se están muriendo sin ningún auxilio, como los náufragos de un barco que se hunde. Si vives en una población grande, hay cientos de ellos. De la clase alta y de la baja, ricos y pobres; estos son los futuros miembros de Alcohólicos Anónimos. Entre ellos encontrarás amigos para toda la vida. Te unirán a ellos nuevos y excelentes lazos, porque habrán escapado juntos del desastre y, hombro con hombro, iniciarán su jornada común. 

Entonces sabrás lo que es dar de ti mismo para que otros puedan sobrevivir y volver a descubrir la vida. Aprenderás el significado completo de "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."  

Puede parecer increíble que estos hombres vayan a ser de nuevo felices, respetados y útiles. ¿Cómo pueden sobreponerse a tanta desgracia, mala reputación, y desesperanza? La respuesta positiva es que ya que estas cosas han sucedido entre nosotros, también pueden sucederte a ti. Si las deseas por encima de todo y si estás dispuesto a valerte de nuestra experiencia, estamos seguros de que las obtendrás. Todavía vivimos en la era de los milagros. Nuestra propia recuperación lo prueba. 

Nuestra esperanza es que cuando este libro sea lanzado a la mundana marea de alcoholismo, los bebedores derrotados se aprovecharán de él siguiendo sus indicaciones.  

Estamos seguros de que muchos se pondrán en pie por sí mismos para emprender la marcha. Ellos se acercarán a más enfermos y, así, podrán surgir refugios de alcohólicos en cada ciudad y caserío, para aquellos que tienen que encontrar una solución. 

En el capítulo "Trabajando con Otros" pudiste darte una idea de cómo abordamos a otros y los ayudamos a recuperar la salud. Supongamos que a través de ti varias familias han adoptado esta manera de vivir; querrás saber algo más acerca de cómo proceder a partir de ese punto. Quizá la mejor manera de obsequiarte con un destello de tu futuro sea describir el desarrollo de la Comunidad entre nosotros. He aquí un breve relato:  

Hace años, en el 1935, uno de nuestros miembros hizo un viaje a cierta ciudad del oeste. Desde el punto de vista de los negocios, el viaje le fue mal. Si hubiera tenido éxito en su empresa se habría podido levantar económicamente lo cual, entonces, parecía de vital importancia. Pero la operación terminó en un litigio y fracasó completamente. En lo sucedido hubo mucho de mala voluntad y de controversia. 

Amargamente desilusionado, un día se encontró en un lugar extraño, desacreditado y casi sin un centavo. Todavía débil físicamente y sobrio sólo unos meses, se dio cuenta de que su situación era difícil. Sentía mucha necesidad de hablar con alguien; pero ¿con quién?  

Una tarde triste, paseaba por el salón de entrada de su hotel, preguntándose cómo iba a pagar su cuenta. En un rincón del lugar había una vitrina con un directorio de las iglesias locales. Al fondo del salón, una puerta daba a una atractiva cantina. En ésta encontraría compañía y liberación; pero, a menos que se tomara unas copas, no tendría valor para trabar amistad con nadie y pasaría un fin de semana muy solo. 

Por supuesto que no podía beber pero ¿por qué no sentarse a una mesa con un refresco? Después de todo, ¿no había estado sobrio seis meses? Tal vez pudiera con, digamos, tres copas; ¡ni una más! El temor se apoderó de él. Su posición era débil. Otra vez esa vieja e insidiosa locura: esa primera copa. Se dirigió temblando a donde estaba el directorio de las iglesias. La música y la alegre charla le llegaban desde la cantina. 

Pensó en sus responsabilidades: su familia y aquellos hombres que morirían porque no sabrían cómo ponerse bien; sí, aquellos otros alcohólicos. Sin duda había muchos de ellos en esa población. Telefonearía a algún clérigo. Le volvió la cordura y dio gracias a Dios. Después de escoger al azar una iglesia entró en la cabina y descolgó el teléfono.

Su llamada al clérigo lo llevó finalmente a cierto residente de la población, el cual, aunque había sido un hombre capaz y respetado, estaba entonces acercándose al punto más bajo de la desesperación alcohólica. La situación era la de siempre: el hogar en peligro, la esposa enferma, los hijos desorientados, las cuentas sin pagar y el crédito por los suelos. Tenía un deseo desesperado de dejar de beber, pero no encontraba la salida después de haber ensayado casi todas las vías de escape. Dolorosamente consciente de que había algo anormal en él, el hombre no podía darse cuenta cabalmente de lo que quería decir ser alcohólico.  

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